Tu pelo siempre olía a tabaco.
Tus labios de nicotina volvieron a mi vida.
La música está demasiado alta.
¿Me estás escuchando?
Me dijeron que habías asfaltado de nuevo tu corazón.
Tal vez ya no podamos tocarnos.
Espero volver a sentir tu presencia.
Tu recuerdo arde haciendo daño.
Convirtiendo todo en cenizas.
Te echo de menos, como siempre.
Mi enfermedad se ha aliado contigo y me estáis matando.
Mis piernas llenas de heridas que nunca curan.
El sudor frío y los espasmos se apoderan de mi cuerpo.
La camisa de fuerza aún no, por favor.
Aún quiero seguir escribiendo el dolor que me provoca tu recuerdo.
Estoy profundamente enamorada de ti, de tus palabras, de un cuerpo que se es más que hermoso, aun cuando lo he visto.
ResponderEliminar