Te di el último trago de agua.
Me sacrifiqué por ti y mi lengua se evaporó.
No encontremos las ruinas de nuestra relación en aquella expedición.
La maldición cubrió todo de arena y polvo.
Recuerdo que no cerraste los ojos al desvanecerme.
Ni buscaste un lugar para que reposara mi recuerdo.
Enredaste mi alma entre miles de arañazos sombríos.
Mis decepciones por un lado y tus silencios por otro.
Soy lo más difícil de entender.
Y lo más fácil de querer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario