lunes, 17 de febrero de 2014

Perenne

Depresión en estado puro.
Enfrascada en dispositivos con pantalla.
Las ramas de los árboles desnudos.
Partiéndose lentamente y cayendo al suelo.
Pisadas por extraños.
Usadas en hogueras para que puedas ver la luz.
Pero tu ceguera precederá a todo.
Incluso a mí.
Un árbol de hoja perenne que nunca significó nada para ti.
Ignorado, marcado, descuidado, quemado.
Mis hojas ardieron una mañana de domingo.
Y ahora solo quedan cenizas a mis pies.
Cenizas mezcladas con savia.
De tus estocadas.

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